MG_1210-1-scaled-e1699401736451-610x1024 Historia del sueño de un niño hecho realidad.


Todo comenzó desde muy pequeño, con los primeros gigantes de goma heredados de su hermana, los bailaba a todas horas con un movimiento de muñecas para simular las vueltas y el mítico tiiiiiii al final de los bailes.

Poco a poco fue pidiendo más gigantes, Pascasio y Leonor fueron los primeros que llegaron a sus manos de un regalo y así se fue forjando a fuego lento la pasión que le sigue.

Como no podía ser de otra manera en cuanto pudo se apuntó a la comparsa de gigantes de Noáin y entonces empezó a bailar desde dentro y la forja de su ilusión aumentaba más, hasta tal punto que en casa no hacia más que utilizar sillas en modo de caballete y bailar por todo el salón.

Sus padres cansados de que las sillas estuvieran todo el día fuera de su sitio y viendo la ilusión que tenía por bailar, decidieron hacerle un caballete para que pudiera ensayar en casa y también sacar al parque. Manos a la obra y con los pocos conocimientos que tenía su padre, buscando en internet, viendo los caballetes de los gigantes grandes, consiguieron hacer uno a su medida. ¡ Qué gran error cometieron, ya que eso fue la chispa para el tener un gigante propio de verdad!.

Muy seguro de sí mismo tenía claro desde el principio, que siendo Noaindarra de pro, la giganta no podía ser otra que la guapa Leonor de Noáin.

Pero claro, una cosa es hacer un caballete y otra muy distinta es hacer una giganta completa, ya que no tenían ni los conocimientos, ni el taller, ni las herramientas y mucho menos el arte que se necesita para hacer una figura completa.

Así que Julen decidió pedir de regalo de comunión la giganta de Noáin, hablamos entre todos y tanto el tío Iñaki como los abuelos Julián y Mari Carmen, estaban dispuestos a hacerle el sueño realidad, desde la peña El tablao de Marcilla, también pondrían su grano de arena y le regalarían las manos de la giganta.

Mirando opciones y preguntando a talleres de construcción de gigantes nos pusimos en contacto con Eskuartean Imaginería Festiva y les comentamos el proyecto que teníamos entre manos para poder utilizar el caballete y darle vida de verdad a la giganta Leonor, una vez que concretamos todo se pusieron manos a la obra y dieron forma. El resultado después de un arduo trabajo de estos amantes del mundo de los gigantes lo dice todo, estoy seguro que no podía haber quedado mejor.

Y ya estaba construida, pero faltaba vestirla, y sabíamos quien queríamos que la vistiera, el modisto de los gigantes Fermín Teruel, así que se la llevamos al taller y se encargó de confeccionar las ropas y el resultado fue simplemente genial, ¡qué vuelo tienen las faldas cuando le da Julen “aire”!


Un verdadero acierto contar con estos profesionales del mundo de los gigantes, sólo con ver la cara de Julen lo dice todo.

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