

korrika 23
En un valle donde las montañas abrazan el cielo, se encontraba el pueblo de Noáin, famoso por sus festividades y su espíritu comunitario. En este lugar, la giganta mediana Leonor y su portador Julen eran conocidos por todos, no solo por su presencia en las fiestas, sino por el mensaje que llevaban consigo: «Juntos hacemos pueblo».
Un día, la korrika, esa carrera que celebra la lengua y la cultura, anunció su paso por Noáin. La comisión de la korrika de Elortzibar, con la ayuda de otras asociaciones, organizó una kalejira para conmemorar este evento. Leonor y Julen sabían que era su momento de brillar, de unir al pueblo en una sola voz y un solo paso.
Mientras la kalejira se desplegaba por las calles, Leonor, guiada por Julen, danzaba con gracia, y cada movimiento era un recordatorio de la fuerza que reside en la unidad. Los habitantes de Noáin, siguiendo su ejemplo, se unieron en una danza que iba más allá de la celebración; era un acto de afirmación de su identidad y su pertenencia.
Y así, Noáin no solo celebró la korrika, sino que también celebró el poder de su gente, unida por la giganta mediana y su portador, quienes con orgullo y alegría, mostraron al mundo lo que significa hacer pueblo.

Cómo se fraguó la participación de la giganta Leonor en la Korrika.
Un día nos encontramos con Josu y nos dijo que en Elorzibarko korrika batzordea nos invitaban a participar en la kalejira que se celebraría el día 16 de Marzo para celebrar el paso de la Korrika por nuestro pueblo.
Como no podía ser de otra forma, le dijimos que podían contar con nosotros, si participamos siempre en la Korrika, éste año no podía ser menos, y además con el privilegio de estar haciendo disfrutar en las calles con nuestra presencia a niños y mayores.

Manos a la obra se pusieron y prepararon el día completo, nosotros pusimos nuestro grano de arena para participar y así poder colaborar con la Korrika.
Unos días de preparativos en los cuales se le puso el peto a Leonor y se organizó todo, y ya estábamos listos para que el día 16 disfrutáramos todos.
El viernes anterior hicimos en el colegio una pequeña Korrika por las calles de Noáin y nos fuimos pronto a la cama para estar preparados para el sábado que seria un día intenso y completo.
Menudo día que pasamos, junto a los txistus y mi amigo Marcos que estuvo con nosotros para tener cambios en el recorrido, empezamos la ronda por las calles hasta llegar a Plaza de los Fueros.
Me llevé una grata sorpresa cuando mis abuelos y mi tío vinieron a estar con nosotros desde Marcilla y así disfrutar del pasacalles, poco a poco conforme nos acercábamos al final del recorrido, cada vez la comitiva era mayor y en la carpa hicimos el completo, no cabía nadie más, como se nota que en éste pueblo la juventud, y las asociaciones están muy involucradas y juntos logramos un gran ambiente.
El tiempo nos acompañó, cualquiera diría que todavía es invierno, parecía más un día de primavera o casi verano.
Después de la kalejira Leonor ocupó un lugar de honor encima del escenario y así pudo disfrutar de lo animado que estaba todo en la comida junto el grupo Hirukor y todas las demás actividades.
Fue un día intenso que para nosotros culminó al paso de la Korrika, llegando hasta el cartel de Beriáin corriendo, y luego la vuelta hacia la carpa, ya que había que cenar para terminar el día, y que mejor manera que con unos talos…
Y aunque todavía quedaba el broche final de la fiesta con el dj nosotros ya no pudimos aguantar y nos fuimos rendidos a casa.
No podemos tener mas que buenas palabras para toda la organización, el ver como trabajan para unir el pueblo y para hacer que la cultura nuestra perdure para siempre, ésta vez nosotros pudimos aportar un grano de arena, que aunque pequeño, con muchos como el nuestro hacemos montañas de ilusión y de unidad.

Por caminos y senderos, la lengua va resonando,
es el euskera que llama, en cada paso, cantando.
Leonor, con su fuerza inmensa, la carrera va animando,
y su espíritu gigante, a la comunidad abrazando.
Con cada zancada marca, un ritmo firme y constante,
la giganta mediana, protectora del hablante.
Su presencia es un faro, que ilumina la esperanza,
de un idioma que perdura, como herencia y como danza.
La Korrika es un torrente, de cultura y de vida,
y Leonor es la guardiana, de su esencia compartida.
Juntos, en esta carrera, unen fuerzas, unen sueños,
por un futuro brillante, tejido de pequeños empeños.
Así, la giganta mediana, con la Korrika se funde,
en un abrazo que envuelve, a cada valle y cada cumbre.
Leonor, con su altura, a todos va elevando,
y en su paso gigantesco, un nuevo mundo está forjando.
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Un aplauso, para el porteador de la giganta Leonor, que la esta llevando por todos los rincones, enseñando todos sus bailes, alla por donde pasa.
Zorionak!!!
¡Un ovación merecida para el porteador de la giganta Leonor! Su dedicación nos lleva a un viaje mágico a través de la danza y la tradición. Con cada paso, revive el espíritu de la fiesta y nos une en admiración.
Muchas gracias Maria, nos vemos en las calles