


«La sorpresa que nos aguardaba en Marcilla fue inesperada y maravillosa. Resultó que, gracias a la colaboración entre BORDADOS DÍAZ y los abuelos, se gestaba un regalo especial. Aunque habíamos soñado con confeccionar pañuelos para nuestras festividades, no era más que un deseo lejano.
Sin embargo, a veces los sueños se hacen realidad, y esta vez, gracias al impulso generoso de nuestra vecina Esther de Marcilla y al cariño de nuestra familia, ese deseo se transformó en una hermosa realidad. Nos obsequiaron con una sorpresa que jamás hubiéramos imaginado.»
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